AUSTRIA
Desde el principio, tuve claro el objetivo de mi viaje: una broma que vi en internet sobre un pueblo en Austria llamado Fuking, que había cambiado su nombre a Fugging para evitar problemas con su connotación. Con este propósito en mente, partí desde Madrid en lo que sería el viaje más largo que había hecho, como siempre, en solitario. No sabía si realmente podría llegar debido a la pandemia de COVID-19, y para evitar contactos, dormía en mi tienda de campaña. Fue increíble viajar tan lejos e incluso cruzar de Austria a Eslovenia, algo que no tenía planeado. Austria es un país increíblemente bonito, aunque no entendía los letreros en las calles y a veces me quedé sin GPS, lo que fue realmente agobiante. Cuando finalmente llegué a Fucking, o Fugging, descubrí que no era más que una calle con unas cuantas casas, que se podía recorrer a pie en menos de cinco minutos. Fue curioso ver un garaje abierto en una de las casas, donde ofrecían productos locales a precios accesibles, sin nadie atendiendo; simplemente tomabas lo que querías y dejabas el dinero en una cestita. El placer de haber llegado tan lejos con mi moto fue indescriptible. No existen límites en esta vida; los límites los creas tú mismo.